Revision de Lunares

 

El tratamiento para la revisión de lunares (lesiones cutáneas pigmentadas) se enfoca principalmente en la detección temprana de anomalías que podrían indicar un riesgo de cáncer de piel, como el melanoma. El tratamiento varía dependiendo de los hallazgos durante la revisión. A continuación, te explicamos el proceso general de la revisión, diagnóstico y posibles tratamientos:

 

 1. Evaluación clínica

El primer paso es una **revisión clínica** realizada por un dermatólogo, que consiste en examinar visualmente la piel en busca de cualquier irregularidad en los lunares. El dermatólogo examina las características de cada lesión para identificar señales de alerta. Los principales signos a tener en cuenta son:
– Cambios en el tamaño, forma o color del lunar.
– Bordes irregulares.
– Desaparición o aparición de nuevos lunares.
– Sanguinolencias, costras o picazón.
– Lesiones que no cicatrizan.

Durante esta revisión, se puede utilizar una **dermatoscopia** (o **mapeo de lunares**) para observar detalles más finos en las lesiones y diferenciar entre lunares benignos y aquellos que podrían ser sospechosos de malignidad.

 

2. Dermatoscopia (o mapeo de lunares)

Es una técnica no invasiva que utiliza un dermatoscopio (un dispositivo con luz y lente de aumento) para observar las estructuras internas de los lunares . Esto permite al dermatólogo analizar patrones de pigmentación y otros detalles microscópicos que son invisibles al ojo humano.

En algunos casos, si se identifican que tienen características sospechosas, el dermatólogo puede recomendar un seguimiento con revisiones periódicas (por ejemplo, cada seis meses o un año) para monitorizar cualquier cambio.

 

 3. Biopsia de piel (si es necesario)

Si durante la revisión clínica o con dermatoscopia el dermatólogo detecta algún lunar sospechoso, el siguiente paso podría ser realizar una **biopsia**. La biopsia consiste en extraer una pequeña muestra del tejido del lunar o nevo para analizarla en un laboratorio. Esto permite determinar si las células son benignas o si presentan características malignas, como las de un melanoma.

Hay varios tipos de biopsias que se pueden hacer, siendo las más comunes:
– **Biopsia por excisión**: Se extrae todo el lunar sospechoso.
– **Biopsia por sacado (o escisional)**: Se raspa una pequeña cantidad de tejido superficialmente.
– **Biopsia por afeitado**: Se utiliza para extraer una capa fina de la lesión.

 

4. Tratamiento según diagnóstico

El tratamiento dependerá de si la lesión es benigna o maligna:

– **Lesiones benignas**: Si los lunares son benignos y no presentan riesgo de cáncer, generalmente no es necesario tratarlos. Sin embargo, se pueden eliminar por razones estéticas o si están causando molestias (como rozaduras o sangrados).

– **Lesiones malignas (como el melanoma)**: Si se detecta un melanoma u otro tipo de cáncer de piel, el tratamiento dependerá de la etapa en que se encuentre la enfermedad. Los tratamientos comunes incluyen:
– **Exéresis quirúrgica**: Se extirpa completamente la lesión, a veces con márgenes adicionales para asegurarse de que no quede tejido canceroso.

– **Cirugía de Mohs**: Una técnica quirúrgica especializada que permite extirpar el tumor en capas finas mientras se examina cada capa bajo el microscopio para asegurar que se ha eliminado todo el tejido canceroso.

– **Tratamientos adyuvantes**: En casos más avanzados, podrían ser necesarios otros tratamientos como quimioterapia, inmunoterapia, o radioterapia, dependiendo de la extensión del cáncer.

 

5. Seguimiento

Para las personas que tienen antecedentes familiares de cáncer de piel o que presentan una gran cantidad de lunares, el seguimiento es crucial. Esto puede implicar:

– Revisión anual o semestral de la piel.
– Control de cualquier cambio en los lunares existentes o la aparición de nuevos.

 

Prevención y autocontrol

Además de los exámenes profesionales, los pacientes deben practicar el **autocontrol** de su piel en casa. Se recomienda hacer revisiones periódicas en busca de cambios en los lunares utilizando el sistema **ABCDE**, que ayuda a identificar características sospechosas:
– **A**simetría
– **B**ordes irregulares
– **C**olor inconsistente
– **D**iámetro mayor de 6 mm
– **E**volución (cambio en el tiempo)

Si se detecta algún cambio, es importante consultar a un dermatólogo lo antes posible.